«Frederick», «La Miel» y una cinta de Moebius

«Frederick», «La Miel» y una cinta de Moebius

Dos libros para público adulto e infantil dialogan entre sí. Tonino Guerra y Leo Lionni tienen en común más de lo que creen. Una ocasión para tender puentes entre lecturas.

Cuenta Juan Vicente Piqueras que Tonino Guerra había empezado a concebir poemas durante la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, en la cárcel que compartía con sus compañeros, romañolos como él. No tenía lápiz ni papel, así que los memorizaba por la noche para recitarlos a la mañana siguiente en su dialecto natal. «Mi intención era hacerles compañía, que la lengua materna y la poesía nos salvaran de aquel horror, nos acunaran». Un compañero suyo recordó que un día, cuando el hambre acuciaba demasiado, se puso a imaginar en voz alta la cocción de unos spaguettis. Con su voz preparó hasta la salsa, y mientras lo hacía daba ordenes a los demás: tú, pica el ajo; tú, el tomate… sus compañeros le siguieron el juego, saborearon sus platos de aire y, al final, uno pidió repetir.

Años más tarde, en 1963, en un libro infantil, un ratón llamado Frederick recolectaba los colores del paisaje y los rayos del sol para soportar el invierno. Sus compañeros que transportaban, día y noche, maíz, trigo y nuez a la madriguera, preguntaban «¿Por qué no trabajas, Frederick?». «Estoy recogiendo palabras», respondía, el invierno es largo y temo que nos quedemos sin cosas que contar». El pequeño personaje tenía razón: el invierno suele ser largo en la metáfora y en la vida.

Frederick, Leo Lionni, Kalandraka.

En ambos testimonios, realidad y ficción, se unen en un delicado anillo de Moebius. Se entrelazan para poner en evidencia una de las verdades más hermosas o humanas o literarias, que guían a todas las personas que trabajamos —incluso en invierno— con los libros. Tenemos como principios la poesía, la belleza, pócimas que dan lugar a una mirada sobre el mundo capaz de deslizarse por la piel hacia el interior —en otra cinta de Moebius— para despertar el corazón o, mejor aún, para impedir que deje de latir. Una gota de almíbar o ámbar o salvia imaginada que nos hace pisar más fuerte y, al mismo tiempo, tiene el poder de rompernos en mil pedazos. Usamos la mirada poética para asomarnos al abismo y, paradójicamente, para intentar no caer en él. «¿Hemos venido aquí para reír o para llorar? ¿Estamos muriendo o estamos naciendo?», se pregunta Carlos Fuentes en Terra Nostra. La literatura, la poesía, como forma de leer la vida nos ayuda a sobrellevar el dolor y la confusión de que todo sea a la vez: estar en un campo de concentración y escuchar versos que alegran el alma o narrar las más diversas historias cuando el hambre y el frío se clavan como una lanza. La palabra ahueca el aire, muta las moléculas de la atmosfera en algo mágico y ahuyenta, por un momento, lo inapelable.

Tonino Guerra es el autor de La miel, publicada por Pepitas de Calabaza, un libro que escribió al regresar de la cárcel a su pueblo, ya vacío. Dedica un poema a cada habitante, en el que une sus recuerdos con su percepción sobre el paisaje presente. La edición bilingüe, recuerda la función que ocupó la lengua materna en los momentos más oscuros. El prólogo del que extraje la anécdota inicial es de Juan Vicente Piqueras. Guerra fue ante todo poeta y esta condición le permitió escribir guiones de películas célebres y directores de renombre. Trabajó, entre otros, con Federico Fellini, Michelangelo Antonioni los hermanos Paolo y Vittorio Taviani y Andrei Tarkovski. Nació en 1920 y falleció en 2012 en Santarcangelo di Romagna, su ciudad natal.

Frederick, Leo Lionni, Kalandraka.

Frederick es un álbum ilustrado de Leo Lionni, publicado por Kalandraka. En él varios ratones de campo se preparan para pasar el invierno. Solo Frederik no se une a la tarea. Su labor es soñar, crear, imaginar. Su presencia delata la necesidad del otro alimento, el intangible, necesario para vivir.

Leo Lionni es un célebre autor de libros para la infancia. Nació en Amsterdam en 1910 y falleció en la Toscana en 1999. Aunque de pequeño contestaba que de mayor sería artista, se doctoró en Economía. Luego trabajó en publicidad donde retomó el arte través del diseño gráfico. Por sus méritos como pintor, ilustrador, diseñador y escultor, recibió en 1984 la Medalla de Oro del Instituto Americano de Artes Gráficas.

La Miel Frederick se dirigen a públicos que están en dos extremos: el infantil y el adulto. En el centro, la necesidad de la mirada poética como sustento. Una nueva cinta de Moebius, que disuelve la ilusión de las cronologías y nos deja, calados hasta los huesos, de esa lluvia imperceptible, persistente y sonante llamada condición humana.

Tonino Guerra – Poesía
Pepitas de calabaza

Leo Lionni – álbum ilustrado
Kalandraka

Tonino G.

«La única manera de vencer a la muerte es permanecer durante mucho tiempo en la memoria de los demás. Yo creo que todo lo que he escrito y he hecho en esta vida no tenía otro objetivo».

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