5 de Marzo de 2016
Entre Senderos
Querido Bruno:
El fin de semana nos fuimos de excursión. Escogiste cada sendero, seguro de que estaríamos más cerca “del polo norte o sur” y que escalábamos “la montaña más grande del mundo”. Me gustó mucho cuando me avisaste emocionado “¡Mamá, no sabes lo que veo! Veo… veo… ¡¡¡a lo lejos!!!”. Me encantó que descubrieras que podemos mirar largas distancias.
Curiosamente, cuando bajaste del monte no elegiste un sendero marcado, como era de esperar en un niño con autismo. Decidiste que debíamos pasar por el medio de la arboleda. No pude evitar recordar en voz alta: “Un bosque verde y oscuro. Por encima no podemos parar…” y tú seguiste muy sonriente “por abajo no podemos pasar. Ni modo ¡tendremos que entrar!” Era un fragmento -en realidad la síntesis de dos- de Vamos a cazar un oso, un libro que te leía de muy pequeño. Quizás, esto hubiera pasado desapercibido si días antes, mientras intentaba que te quites el pijama me espetaste “quitarse la ropa es muy fácil… soltamos el cinturón y ¡plof! se caen los pantalones”. Era una frase de A bañarse, un libro que te encantaba escuchar cuando tenías apenas dos años. Lo recordaste todo: las palabras, la estructura, la situación… y, en ese tiempo, apenas tenías lenguaje.
No pude evitar relacionar estas dos escenas con una más: en el patio de infantil en tres o cuatros, llorabas a mares porque “los niños me están copiando”. En verdad, nunca te copiaron: solo les gustaba jugar con las motos, al igual que tú. ¿De dónde sacaste esa idea? Nada más y nada menos que de Los cocodrilos copiones.
Muchas veces los libros actúan como metáfora, pero otras proporcionan esquemas narrativos para comprender el mundo. Al mirar hacia atrás, ya no dudo que este fue el caso. Los libros te proporcionaron marcos de interpretación para que la realidad –siempre tan esquiva- quedara atrapada, y pudiera ser sentida, entendida y habitada.
Espero, corazón, que la decepción no haya sido muy grande. Entre la ficción y la vida nunca nada es exacto, pero eso no quita que entre ambas no existan puentes de unión para ir y venir, con el más profundo deseo de encontrarse.
Te quiere, mamá.
PD: No te preocupes. En la realidad caben más alternativas de las que imaginas. Las que proporcionan los libros son sólo una de ellas. Espero estar a tu lado cuando descubras o inventes las tuyas propias.
Taro Gomi
Traducción: Maki Fukuhara
Factoria K
Michael Rosen – Helen Oxenbury
Traducción: Verónica Uribe
Ediciones Ekaré
David Bedford – Emily Bolam
Traducción: Carmen Diana Dearden
Ediciones Ekaré