12 ideas + 1 para fomentar la lectura en el aula

12 ideas + 1 para fomentar la lectura en el aula

Hace un tiempo me reuní con un pequeño grupo de docentes de tercer curso para hablar sobre estrategias de animación a la lectura dentro el aula. En el diálogo compartimos preocupaciones, ideas y realidades. De ahí surgieron esta serie de recomendaciones que, desde el humor y al mejor estilo ¿Quién se comió mi queso?, comparto en este supersticioso post. Nos son las únicas, pero sí un buen comienzo para pensar y sonreír. ¡Feliz lectura!

  1. Si no le gusta leer, asúmalo.
    No se sienta culpable, hay excelentes personas que no leen*. Si es honesto consigo mismo, podrá buscar estrategias alternativas de animación lectora a las habituales, con las que se sienta cómodo. Parta de su propio área de interés: ¿Las matemáticas? Busque o anime a su alumnado a buscar biografías o relatos interesantes sobre matemáticos; anímelos a redactar problemas, soluciones, enigmas y a crear juegos de mesa para los niños pequeños. ¿El cine? Enseñe escenas o materiales visuales que usted considere geniales por algún motivo. Anímelos a redactar críticas, a buscar la misma reseña en diferentes medios de comunicación y a compararlas. ¿Educación física? La elaboración de materiales didácticos para otros cursos sobre el cuerpo humano, puede ser una gran opción. Pensar en el destinatario, redactar un material en función del mismo y elaborarlo, ponen en juego varias competencias relacionadas con la lectura.
  2.  Escoja un lema sobre la lectura que guíe sus acciones.
    Pregúntese, ¿por qué leer? No busque la respuesta en documentos ni ensayos: cierre los ojos y escuche a su propio pensamiento, los latidos de su corazón tienen la respuesta que busca. Reflexione sobre los sentimientos que le despierta la lectura o la relectura de su libro favorito; recuerde un relato que lo emocionó de pequeño… y entonces piense qué de todo ese maremágnum de emociones y pensamientos desea transmitir a sus alumnos. Escríbalo en una línea y deje que lo inspire en el momento de crear actividades de lectura y escritura, sea de la asignatura que sea.
  3. Promover la lectura no equivale a leer libros de ficción.
    El concepto de lectura es mucho más amplio que emocionarse con novelas y cuentos. Hay muchos niños y niñas que disfrutan mucho más de los libros informativos. Tenga varias alternativas de este género en el aula. Y lea la prensa con los niños. Las noticias son pequeñas ventanas al mundo. Interpretar la realidad, también es un ejercicio de lectura.
  4. Si ha leído algo que lo ha conmovido, no sea egoísta ¡compártalo!
    Comente con su clase sus propias lecturas. Puede ser una novela, una noticia, un post, un poema, un ensayo… Recuerde: no se trata de recomendar su lectura, sino de transmitir la emoción que le ha despertado. Puede contarles, por ejemplo, qué sintió cuando lo leyó o si le trajo algún recuerdo. No olvide preguntar si alguien en el aula vivió algo similar y con qué texto. Puede ser el inicio de un bonito e interesante diálogo.
  5. Sustituya las fichas de lectura por un panel de recomendaciones.
    Busque un espacio en el aula donde poner un tablón. En él los niños y niñas pueden dejar sus propias reseñas y recomendaciones, así como añadir fragmentos que consideren significativos. Aquí su tarea será enseñarles a mirar y a valorar una obra, para que trasciendan el “me gustó – no me gustó”.
  6. Léales en voz alta sin importar la edad que tengan.
    Así de sencillo. Puede proponer un libro usted mismo o realizar una votación entre sus alumnos para escogerlo.
  7. Habilite tiempos para el diálogo literario
    Si decide hablar con los niños y niñas sobre un texto, nunca pregunta por qué. Es una pregunta que inhibe. En muchas ocasiones, la literatura conecta con fantasmas, miedos, deseos… emociones profundas que se hallan en el subconsciente, y que no están elaboradas. Déjelas donde están, que no es asunto suyo. Respete los vacíos ajenos. Siga los consejos de Aidan Chambers y suplántela por las siguientes preguntas: ¿Qué te ha gustado? ¿qué no te ha gustado? ¿hay algo que te haya resultado extraño? ¿con qué puedes relacionar lo que has leído?
  8. Cree espacios y momentos para la lectura íntima.
    Establezca momentos y espacios para la lectura individual y haga que esta sea una opción de ocio para los alumnos y alumnas que acaban sus tareas. A principio de año, anime a que todos los niños leven un “diario de lectura” en el que apunten los títulos leídos y su impresión sobre ellos. En este sentido, sería interesante que este diario pudiera ser regalado por el propio centro o comprado con el dinero de la cooperativa.
  9. Si no juzga a un libro por su cubierta, no juzgue a un niño por lo que lee.
    Los libros “malos” tienen dos funciones principales: la socialización y familiarizarse con estructuras simples para avanzar hacia otras más complejas. Si Frozen le permite a una niña ser parte de un grupo y dialogar sobre una narrativa, sopórtelo con toda la dignidad y la elegancia que pueda. Sea permisivo: todos tenemos en nuestra memoria libros malos; pero cuidado, si hemos superado esta fase, nuestra tarea como adultos es ofrecerles, a la par, otras obras que amplíen el horizonte literario. En otras palabras: deje que lean Frozen, pero hábleles de la Reina de las Nieves.
  10. Si no tiene tiempo para leer, fíese de los especialistas.
    Privilegie la compra de libros en librerías especializadas y visite la biblioteca de su barrio. En ambos casos y, salvo excepciones, encontrará grandes profesionales dispuestos a ayudarle con la selección. ¡Y siga este blog!
  11. ŒŒElabore una biblioteca rica y variada en géneros y estructuras narrativas.
    Tenga presente que, en muchos casos, el colegio representa el único acceso literario de calidad para los niños y niñas. Escoja cada obra como si fuera la única, e incluya tantos libros de ficción como no ficción.
  12. Relacione la lectura con la vida.
    Considere a los libros de ficción como plataformas para conocer y debatir sobre la condición humana*. Conocernos y conocer le mundo es tan educativo como la tabla del diez (incluso más).

    12+1 ŒEntre sus alumnos y los libros, elija a sus alumnos.

    No juzgue la opinión literaria de sus alumnos, interprételas. Su tarea es guiarlos hacia pensamientos y reflexiones más profundas, no hundir su autoestima. Enséñeles a reconocer las pistas narrativas que orientaron el sentido de la lectura en tal o cuál dirección, y promueva un diálogo sobre ellos. Si la misión de los alumnos es leer, la suya es crear un clima de confianza y seguridad para puedan expresarse. Recuerde que hay clases en las que no hay diferencia entre dar una opinión y ser devorado por los leones. Valore estos actos de coraje, más que la opinión en sí misma.

Notas

*¿Sabias palabras o un mantra? En ambos casos, esta frase de Estrella Escriña está en nuestras conversaciones de forma recurrente.

Bibliografía

Chambers, A. (2007). Dime. México DF: Fondo de Cultura Económica de México.

Colomer, T. . (2005). Andar entre libros. México DF: Fondo de Cultura económica de México.

Dickinson, P. (2002). A Defence of Rubbish. mayo 31, 2016, Sitio web: http://peterdickinson.com/a-defence-of-rubbish/

Rosenblatt, Louis M.. (2002). La literatura como exploración. México DF: Fondo de Cultura económica de México.

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