Descansar en lo imposible
Entrar en las ilustraciones de Thomas Müller, Quint Buccholz, Chris van Allsburg y Javier Sáez Castán; tomar un té con manzana y detener el tiempo.
En el momento de escribir esta nota, llevamos más de 60 días de pandemia. Estamos confinados piel adentro y, claro, en casa también. Una de las cosas en las que más se piensa es en el tiempo: cuesta digerir el no poder hacer nada y tener que hacerlo todo. Los días se hacen bola, mientras se mastica las innumerables tareas del teletrabajo, el telestudio y las teleactividades. En este contexto las semanas se citan, una tras otras, para evitar repetirse. ¿Cómo salir a respirar cuando el propio aire contamina? En una cultura que se rige por contrarios y en el que el sentido común es el menos común de los sentidos, quizás una salida esté en la propia entrada. Y para sostenerse haya que dejarse caer.
Instrucciones para caer en una ilustración
1. Habitar una pandemia.
2. Haber leído Alicia en el País de las Maravillas.
3. Buscar un libro de los siguientes autores: Thomas Müller, Quint Buccholz, Chris van Allsburg o Javier Sáez Castán.
4. Dar libertinaje a la mirada.
5. Cerrar los ojos.
6. Llorar (es optativo).
Si ya tienes algunos de sus libros, ve a buscarlos. En conjunto, notarás que la absorción es el patrón común. El papel tan solo es una frontera quebradiza, en el que el otro lado tiene el único fin de documentar lo imposible. Algo natural en un estilo realista con raíces oníricas, propias del surrealismo. La credibilidad de la imagen, su peso poético, puede rastrearse sin asombro hasta allí. Pero reproducir una técnica o seguir una serie de criterios no basta para inquietar, movilizar o sentir un ligero temblor en el cuerpo. ¿Por qué estos autores, entonces? Porque tienen la capacidad de crear una atmósfera en la que desearía vivir. Al abrir sus obras puedo hacer equilibrio en el filo del abismo, aquel por el que camina el arte cuando tiene la ilusión de atrapar la realidad, y lo único que consigue es dejar al desnudo la sensibilidad humana.